La epidermis, dermis e hipodermis son las tres capas que constituyen la piel, la dermis es la más superficial seguida de la epidermis rica en capilares sanguíneos y por último pero no menos importante la hipodermis, la capa más profunda encargada de almacenar las grasas y mantener la temperatura corporal.
Cuando ocurre una herida en la piel, ya sea causada por cortes, erosiones o lesiones punzantes como resultados de accidentes domésticos o caídas, la gravedad va depender del tamaño y profundidad de la misma, muchas veces puede haber sangrado pero sin son tratadas de manera adecuada los riesgos de una infección disminuyen así como también las probabilidades de la formación de una cicatriz anómala. Los objetivos del cierre primario de una herida son detener la hemorragia, prevenir la infección, conservar la función y normalizar su aspecto superficial. La comprensión del proceso de curación permitirá al especialista tener éxito en la recuperación de los tejidos lacerados y reducir al mínimo los peligros de dehiscencia e infección de las heridas. Toda esta información permite al medico el tratamiento adecuado de las heridas con distintos grados de complejidad y profundidad.
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Laceraciones en la piel
Las heridas que se presentan en la piel y en el tejido blando que hay debajo de ella son conocidas como laceración. Dependiendo del objeto causante de la herida y la fuerza aplicada pueden llegar a ser bastante profundas e incluso llegar a afectar tejido muscular y nervioso. La laceración puede doler, sangrar, presentar un moretón o inflamarse y ser de diferentes formas y tamaños. El riesgo principal con una laceración es que sin tratamiento médico se puede contraer una infección, y el tiempo de sanación va depender del área del cuerpo en que se haya producido, por ejemplo si se produce en una articulación es posible que dure más tiempo en sanar.
Tratamiento
El primer paso en el tratamiento de una laceración es detener el sangrado en caso de que lo haya, para luego proceder a limpiar la herida lo que disminuirá la probabilidad de contraer una infección. Es posible aplicar anestesia local para disminuir las molestias para así proceder a revisar la herida en busca de objetos extraños para luego y por ultimo cerrar la laceración con puntos de sutura, grapas, tiras médicas o pegamento de tejido. Cuando se produce una laceración ocurren varios procesos en los tejidos la primera es una fase inflamatoria o de sustrato y tiene lugar durante los primeros 5 o 6 días después de la lesión, en donde para neutralizar bacterias y cuerpos extraños a través de la sangre y las vías linfáticas llegan al lugar de la herida leucocitos, histaminas, prostaglandinas y fibrinógeno.
La reacción inflamatoria estará relacionada con la presencia de tejido necrótico, que aumenta en presencia de trastornos circulatorios. Las medidas específicas para reducir la repuesta inflamatoria son el desbridamiento, la extracción de cuerpos extraños, la limpieza, el control de la hemorragia haciendo uso de electrocauterios si es necesario y la coaptación precisa de los tejidos lacerados. La segunda fase es llamada Fibroblastica o de colágeno y ocurre durante los días 6 a 20 después de la lesión. Los fibroblastos llegan rápidamente a la herida y sintetizan colágeno para ir cerrando. A medida que aumenta el contenido de colágeno incrementa también la resistencia de la herida hasta que puede retirarse los puntos de sutura. Y por último la fase llamada maduración o remodelación, las heridas se remodelan durante los 18 a 24 meses posteriores a la lesión, tiempo durante el cual persiste la síntesis de colágeno y la piel se retrae. Normalmente en esta fase la cicatriz se hace más blanda, menos evidente y su color va desapareciendo. Si se realiza una técnica quirúrgica adecuada y la reparación correcta, se reduce la probabilidad de aparición de cicatrices queloideas.
Si es necesario revisar cualquier cicatriz anormal, el mejor momento para hacerlo es a los 18 meses o más después de la reaparición inicial. Cualquiera sea la técnica a utilizar se debe tomar en cuenta que la grasa a eliminar es aquella que fluye fácilmente en la incisión, luego se procede a eliminar la hemorragia mediante cauterización, y antes de realizar la sutura es necesario también utilizar el electrocauterio, de esta forma se estaría disminuyendo la aparición de hematomas postoperatorios.
FIAB ideal para el procedimiento de laceraciones
Los electrocauterios FIAB son dispositivos que están divididos en series y su principal diferencia radica en la temperatura de trabajo, así como también en el tamaño de cada modelo y finalmente en la forma de la punta, esto le permite al especialista seleccionar el modelo adecuado para cada aplicación. Siendo la blefaroplastia uno de los procedimientos que forman parte de la cirugía plástica y reconstructiva, existen varias opciones de modelos para esta área, siendo posible utilizar dos tipos de electrocauterios FIAB, como lo son el F7244 y el F7266, sin embargo para poder ejecutar un procedimiento seguro y eficaz puede hacer uso de ambos modelos, ya que el modelo F7244 es un dispositivo de alta temperatura (1200 °C/ 2200 °F) con punta fina, ideal para una hemostasis cuidadosa y eficaz. Por su parte el modelo F7266 es un modelo con punta gruesa, para conocer más sobre este modelo puedes leer nuestro artículo titulado 7 características de los electrocauterios FIAB punta gruesa.
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