Cuando necesitamos administrar sustancias inyectables, por ejemplo medicina o rellenos faciales, se debe realizar de manera segura y precisa para de esta manera proteger no solo al paciente sino también al especialista que está colocando la inyección. Si se quiere lograr un procedimiento seguro debemos manejar la mayor información posible sobre el tema.
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Inyección intravenosa
La vía intravenosa es una de las cuatro vías parenterales que existen para la administración de medicamentos lo cual en atención primaria se suele llevar a cabo de dos maneras, directa o por goteo intravenoso. Las inyecciones intravenosas se aplican en pocos casos y como última opción, pues supone una compleja intervención que conlleva grandes riesgos, sólo los profesionales de la salud preparados y especializados pueden realizar este tipo de inyección.
En primer lugar es necesario preparar el material, preparar el medicamento y elegir el lugar a inyectar. Se debe llevar a cabo una asepsia un poco más cuidadosa de la zona elegida, se prepara el medicamento utilizando diferentes jeringas para combinar el diluyente y mantener la esterilidad. Es necesario explicar al paciente el procedimiento y colocarlo en posición cómoda, se escoge la zona de canalización y la vena de buen calibre, se coloca el torniquete y a la hora de elegir el lugar a inyectar se debe tener en cuenta una serie de factores previos. La duración del tratamiento, tipo de solución, el tamaño de la aguja, el tipo de vena y la edad del paciente.
Se introduce la aguja formando un ángulo menor a 30 grados entre la jeringa y el sitio a puncionar, se procede a aspirar si aparece sangre es indicativo que la aguja está en la vena. Se procede a inyectar el medicamento por lo tanto el liquido entra en el sistema del cuerpo, seguidamente se procede a aflojar la ligadura o torniquete y se inyecta muy lentamente. Se debe vigilar la aparición de dolor, hinchazón y hematomas, se retira la aguja y se presiona con algodón estéril sobre la abertura.
Inyección intramuscular
La inyección intramuscular es aquella en la que el medicamento puede administrarse directamente en el musculo, y de ahí el cuerpo lo va absorbiendo lentamente a través de los vasos sanguíneos capilares. Existen tres tipos de inyecciones intramusculares: intramuscular de brazo, intramuscular de glúteo e intramuscular en las piernas. Como en todos los casos de inyecciones es necesario que el personal calificado de salud desinfecte la zona y proceda a introducir la aguja en un ángulo de 90 grados. Primero se comprueba que no se haya alcanzado ningún vaso y después se procede a introducir el medicamento, se retira la aguja y con el algodón se da un ligero masaje en la zona.
Inyección intradérmica
Lo primero que se debe hacer para proceder con una inyección intradérmica es limpiar la zona con algodón y alcohol, desde el centro a la periferia. Esta inyección puede aplicarse en zonas del hombro, la parte central de la cara interna del antebrazo o la parte media superior de la espalda. La vía intradérmica se utiliza principalmente para suministrar medicamentos o pruebas diagnosticas.
Después de haber realizado la asepsia de la zona el profesional de la salud introduce la aguja de la jeringa y con la otra mano se pellizca en sentido contrario a la introducción de la aguja para que penetre mejor. La aguja debe mantenerse en paralelo al antebrazo del paciente, se realiza una leve aspiración con el fin de ver si se ha tocado un vaso y se procede a inyectar lentamente la sustancia, a medida que se va introduciendo, observaremos que la piel se va elevando, formándose una pápula blanquecina, que debe desaparecer espontáneamente al transcurrir un tiempo estimado de 10 a 30 minutos. Una vez es inyectada toda la sustancia se retira lentamente la aguja, no se debe masajear la zona y se puede dejar una gasa en el lugar de punción. Es necesario observar durante las primeras 72 horas la reacción, y el paciente debe ser notificado que puede haber molestias o punzadas por lo que no debe rascarse.
Inyección subcutánea
Como ya mencionamos anteriormente el primer paso debe ser siempre desinfectar la zona. Una inyección subcutánea se debe realizar entre la capa de grasa situada entre la piel y el musculo, y sirve para suministrar ciertas medicinas. La zonas más comunes de aplicación de este tipo de inyecciones son el brazo, el muslo o alrededor del ombligo, pero existen gran variedad de zonas corporales donde se pueden administrar, cuando son inyecciones diarias, lo ideal es que no se pinche reiteradas veces en la mismas zonas, para así evitar dañar la piel y causar lipodistrofias.
El profesional de la salud toma el pliegue de piel, la aguja debe introducirse en la piel con un ángulo de 45 ó 90 grados, se realiza una leve aspiración para verificar que no se ha dado con un vaso sanguíneo y se procede a inyectar el contenido. La aguja debe retirarse de una sola vez, y posteriormente se debe dar un ligero masaje con el algodón.
¿Cómo eliminar el dolor?
Hay muchos pacientes que sienten miedo a la inyección sin importar cual sea el tipo que se le va a aplicar, debido a que esta le puede generar dolor o cierta incomodidad por cualquier motivo, para ayudar a estos pacientes han realizado una constante búsqueda de soluciones y un extenso proceso de investigación, gracias a esto científicos han logrado crear un dispositivo anestésico local que alivia el dolor de manera efectiva, su mecanismo de acción es la inducción de frío controlado para lograr un efecto anestésico y analgésico.
Coolsense fue creado con el objetivo de eliminar el estrés y miedo asociado a la aplicación de inyecciones, este es un práctico e innovador dispositivo que debe aplicarse antes de cada inyección, a manera de prevenir la sensibilidad a la aguja, el uso previo de Coolsense antes de aplicar una inyección posibilita que el paciente no tenga ningún tipo de sufrimiento, ya sea por el estrés de pensar que esta le irá a doler o lastimar, o por el momento mismo de sentir la aguja.
Sin embargo debemos recordar que sea cual sea el tipo de inyección que se va a aplicar el especialista o profesional de la salud debe estar seguro de que la sustancia a administrar, la dosis, la vía, la hora y el paciente deben ser los correctos para garantizar una buena aplicación sin efectos secundarios no deseados.
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